El Credo Católico
La oración del Credo, es un documento antiguo del cristianismo, a menudo llamado Símbolo o Credo de los Apóstoles, escrita para enseñarte sobre la fe en Dios.
El credo es una declaración de fe, cuando oramos, nuestro espíritu descansa en Dios, ya que permitimos que él tome el control de nuestras vidas.
Propósito de la oración del credo
El propósito principal de la oración del credo, es en particular dar información a las personas, sobre las creencias y prácticas de la fe cristiana.
Además, es una excelente forma de mostrar el amor a Dios, cada frase que está allí escrita, al ser declarada, se hace tangible en tu vida.
En la Iglesia Católica de hoy, la oración del Credo es un representativo de la fe y la lealtad, simboliza la continuidad de las enseñanzas de Cristo, especialmente la convicción de la salvación.
El significado de la oración del credo, se explica desde el catecismo, revelando la fe de la religión Católica, manifiesta las creencias y experiencias de la fe.
El Catecismo es una herramienta de enseñanza, indicándote el camino, los diferentes comportamientos que se deben tener, luego que son comprendidas, podemos aplicarlas a la vida.
La oración del credo, explica lo que Jesús dijo, “Todo el que me busca, me encontrara, aquel que toque, yo le abriré y el que pida, yo le daré”.
La biblia es la fuente del credo, siempre existirá una respuesta de parte Dios, para aquellos que le buscan, por medio de la oración.
Un devoto de Cristo, tiene muy presente que la oración es la base fundamental de su relación espiritual, orar es un regalo divino, con ella hablamos directamente con el Padre.
Se divide por varios párrafos, cada uno es fundamental, transmite diferentes ilustraciones, la oración del Credo, nos conecta directamente con nuestro Padre Celestial, nos genera un estado de paz y confianza, cuando oramos.
El credo nos afirma quién es Dios
Cuando estamos orando, se nos afirma que Dios es la cabeza de toda la iglesia, y es esencial para nuestro andar diario, él nos creó y tiene un plan perfecto con cada uno de nosotros.
El credo comienza, exponiendo nuestras creencias en Dios, en Jesús, reconocemos que nació, por la obra y la gracia del Espíritu Santo, allí como cristianos, decimos que él es nuestro Padre.
La fe católica nos enseña y testifica, que hay una sola persona, que direcciona a la iglesia, es Jesucristo, también, es el mismo Dios, representado a su vez por el Espíritu Santo.
La oración del Credo, en su primera parte, tiene como función profesar de que somos hijos adoptivos de Dios, que creemos en él, en su hijo Jesucristo, por sobre todas las cosas.
Declaración de fe
Con la declaración de fe, damos testimonio de que creemos en todos los símbolos de la Iglesia Católica, como, la unción de cada Santo, la piedad en el perdón, la gracia de Jesús.
Al orar, existe firmeza con Dios y la iglesia, se confiesa, la redención y salvación, mediante el sacrificio que Jesús hizo en la cruz del calvario, cuando resucito, otorgando entrada al reino celestial.
En una de las frases de la oración del Credo, dice que Jesús pronto volverá y vendrá a juzgar tanto para los vivos y los muertos, allí se decidirá si iremos al cielo o infierno.
Allí estamos declarando, que tenemos fe, creemos que Dios es el único que juzga. Por eso, es fundamental orar todos los días, para tener redención de pecados.
Dogma de la fe
El dogma de la fe, es el último párrafo del credo, representa a Dios, por medio la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo y finalmente, declara que Jesucristo es Dios y Salvador del mundo.
Es una de las oraciones más significativas del cristianismo, que te da a conocer la fe en Dios, es un resumen de todo lo que fue revelado a cada persona, a través de la iglesia y Jesucristo.
Las personas que usan esta oración deben asegurarse, de tener una comunión especial con Dios, recuerda que debes decirla exactamente, porque será la base de lo todo lo demás.
Al hacer la oración del credo, comienza con un acto de perdón, donde le dices a Jesús, que es tu señor y redentor, que te arrepientes.
Credo apostólico (o credo corto):
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso, y desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
Credo Niceno Constantinopolitano (o credo largo):
Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho;
Que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra y gracia del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
Que procede del Padre y del Hijo, que con él Padre y el Hijo reciben una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
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