Oración al Justo Juez
La oración al Justo Juez es una de las más tradicionales de la religión católica, tiene un poder inexplicable en situaciones complicadas. Todo el contenido es para implorar a Jesús, nuestro justo juez, que solucione algún problema, se puede rezar en cualquier momento del día.
Los fieles cristianos, realizan la oración al Justo Juez como una forma de protección en contra de los peligros lejos de casa, actuando como escudo. No solamente puedes declararla sobre tu vida, sino también, por todo aquel que necesite de Dios.
Beneficios de hacer la oración al Justo Juez para tu vida
Los beneficios son grandemente extensos, es una rogativa con una misión poderosa a las personas, que tiene autoridad de librarte de los ataques del maligno. Asimismo, puede suplicarla, si estas enfrentando un problema judicial, o estés enfermo, el Justo Juez te brindara su apoyo incondicional.
Otras de las ventajas de hacer la oración al Justo Juez, es que te genera paz, tienes nuevas fuerzas para avanzar. Cada frase que tiene incluida, es tan eficaces, que seguidamente generan contestaciones favorables a tu plegaria.
Cuando haces la oración te permite aclarar tus ideas, te ilumina para seguir el camino correcto, personas de todas las edades pueden rezarla. Debes llenarte de fe y añadirle una actitud de seguridad, serás bendecido, conjuntamente alejara todo mal que pretenda revelarse contra tu familia.
Oración poderosa al Justo Juez
Divino y Justo Juez de vivos y muertos, eterno sol de justicia, encarnado en el casto vientre de la Virgen María por la salud del linaje humano.
Justo Juez, creador del cielo y de la tierra y muerto en la cruz por mi amor. Tú, que fuiste envuelto en un sudario y puesto en un sepulcro del que al tercer día resucitaste vencedor de la muerte y del infierno.
Justo y Divino Juez, oye mis súplicas, atiende a mis ruegos, escucha mis peticiones y dales favorable despacho.
Tu voz imperiosa serenaba las tempestades, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos como Lázaro y al hijo de la viuda de Naím.
El imperio de tu voz ponía en fuga a los demonios, haciéndoles salir de los cuerpos de los poseídos, y dio vista a los ciegos, habla a los mudos, oído a los sordos y perdón a los pecadores, como a la Magdalena y al paralítico de la piscina.
Tú te hiciste invisible a tus enemigos, a tu voz retrocedieron cayendo por tierra en el huerto los que fueron a aprisionarte y cuando expirabas en la Cruz, a tu poderoso acento se estremecieron los orbes.
Tú abriste las cárceles a Pedro y le sacaste de ellas sin ser visto por la guardia de Herodes. Tú salvaste a Dimas y perdonaste a la adúltera.
Suplico, Justo Juez, me libres de todos mis enemigos, visibles e invisibles: la Sábana Santa en que fuiste envuelto me cubra, tu sagrada sombra me esconda, el velo que cubrió tus ojos ciegue a los que me persiguen y a los que me deseen mal, pies tengan y no me alcancen, ojos tengan y no me vean, manos tengan y no me tienten, oídos tengan y no me oigan, lengua tengan y no me acusen y sus labios enmudezcan en los tribunales cuando intenten perjudicarme.
¡Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez!, favoréceme en toda clase de angustias y aflicciones, lances y compromisos y haz que al invocarte y aclamar al imperio de tu poderosa y santa voz llamándote en mi auxilio, las prisiones se abran, las cadenas y los lazos se rompan, los grillos y las rejas se quiebren, los cuchillos se doblen y toda arma que sea en mi contra se embote e inutilice.
Ni los caballos me alcancen, ni los espías me miren, ni me encuentren. Tu sangre me bañe, tu manto me cubra, tu mano me bendiga, tu poder me oculte, tu cruz me defienda y sea mi escudo en la vida y a la hora de mi muerte.
¡Oh, Justo Juez, Hijo del Eterno Padre, que con Él y con el Espíritu Santo eres un solo Dios verdadero! ¡Oh Verbo Divino hecho hombre! Yo te suplico me cubras con el manto de la Santísima Trinidad para que libre de todos los peligros y glorifiquen tu Santo Nombre.
Amén.
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